Historia de la arquitectura militar
Arévalo es nuestro punto de partida, principal población de la comarca y centro neurálgico de la misma. Su castillo, situado en un extremo de la ciudad, fue mandado construir a mediados del siglo XV por Don Álvaro de Zúñiga, y a su muerte pasó a manos de los Reyes Católicos.
Continuando hasta Rasueros, hacia el sur, encontramos las ruinas del Castillo del Conde Nuño Rasura. La mayor parte de sus restos aparecen en forma de bloques de cal y canto se encuentran reutilizados para la parte externa del edificio religioso de la iglesia parroquial. Formando parte de las casas vecinas se conserva parte de el Torrejón que se presenta de fábrica de ladrillo mudéjar en las esquinas.
En Cisla se alzan las ruinas del Castillo de Torralba. De orígenes desconocidos, lo que queda es de planta rectangular la fábrica es de ladrillo, cal y canto. Lo más sobresaliente es un paredón en el que se encuentran abundantes mechinales con una saetera. Ese paredón equivalía a una estructura compuesta de 4 plantas. A su alrededor parece que existiera un foso que rodearía a toda la construcción
Cerca de Rivilla de Barajas, junto a la N-501 que une Ávila con Salamanca, se encuentra el Castillo de Castronuevo. El recinto exterior, de aspecto militar y austero, posee numerosas troneras para tiro de artillería, sótanos abovedados y foso. El interior posee cuatro torres en sus esquinas y aloja restos de un palacio renacentista, con salas, galerías de arcos, columnas y escaleras.
Seguimos camino hasta Narros de Saldueña y su Castillo del Duque de Montellano. Fue construido a finales del siglo XV por la familia Valderrábano. Constituye un buen ejemplo de castillo-palacio levantado con ladrillo y tapial (argamasa), lo que lo relaciona con la arquitectura mudéjar.
Más al sur, pasando por San Pedro del Arroyo y ya en dirección Ávila, podemos detenernos en Alamedilla del Berrocal, una pequeña pedanía de 100 habitantes y visitar las ruinas del Castillo de Manzaneros.
Finalizamos nuestra ruta en Ávila, la capital, donde podremos visitar varios palacios y castillos, recuerdos del pasado medieval de la provincia.
Y que mejor final, o intermedio, para nuestro viaje que darnos un pequeño homenaje gastronómico, ya sea tapeando o disfrutando de los platos tradicionales, carnes y embutidos de la provincia.