La iglesia de la Natividad de Nuestra Señora tiene su origen en el siglo XV.
Destacan su torre de piedra y ladrillo, su portada, las cornisas de sus muros adornadas con bolas y sus contrafuertes coronados por pináculos. En el interior las bóvedas de crucería, los frontales de cerámica y el retablo barroco del altar mayor.
La iglesia de la Natividad de Nuestra Señora está rodeada de un atrio ajardinado que preside la plaza del Puente.
Mezcla de varios estilos artísticos, tiene su origen en el siglo XV.
En el exterior destacan su torre de piedra y ladrillo, del siglo XVII, muy sencilla, decorada con delgadas cornisas y un remate a modo de alero; su portada, con un arco de amplias dovelas con recuadro a modo de alfil; sus cornisas adornadas con bolas y sus contrafuertes coronados por pináculos.
La capilla mayor es más estrecha que el resto del templo, de una sola nave. Capilla y nave se comunican a través de un arco triunfal apuntado y ambos espacios se cubren con bóvedas de crucería de terceletes, lo mismo que el Baptisterio, que se encuentra a los pies.
Destacan los altares con frontales de cerámica de Talavera del siglo XV con temas de la Virgen del Rosario, del Niño Jesús bendiciendo, de Santiago Matamoros y de San Andrés.
El retablo de la capilla mayor data de 1758 y es obra de Manuel Pajares, maestro arquitecto y tallista de Talavera, y en él destaca una pintura de Diego Rosales, pintor abulense del siglo XVI.
El retablo del muro oeste, de dos cuerpos, está coronado con el emblema de Santiago.