Enclavada a los pies del Puerto del Pico, al inicio de la calzada romana, tiene un retablo de ladrillo.
La ermita de San Antonio Abad está enclavada a los pies del Puerto del Pico, al inicio de la calzada romana.
Se cree que fue levantada por trashumantes, y por eso alberga al patrón de los ganados: San Antón.
Es una construcción muy antigua, austera, con paredes de mampostería y campanil de piedra.
La cubierta es una bóveda de medio cañón de ladrillo apoyada al exterior por macizos contrafuertes.
Tiene retablo de ladrillo, con cuatro pilastras adosadas que culminan en un doble entablamento.
Sobre su cornisa superior se colocó un frontón curvo en cuyo centro se colocó un pequeño nicho que rompe el vacío.
Se hace procesión hasta la ermita donde se encuentra desde el Día de Reyes la estatua del santo.
Bellas miniaturas del arte tradicional, las ermitas son los monumentos más pequeños que soportan bajo sus muros el peso de la tradición popular, que ha hecho de ellas el epicentro para conservar las antiguas romerías de los pueblos que recogen las tradiciones ancestrales.
Forman parte de la cultura religiosa de los pueblos y todos los lugareños veneran alguna imagen, que se guarda en su interior, ligada a milagros y leyendas que mantiene vivo el fervor popular.
Su emplazamiento está alejado de los cascos urbanos, algo que resalta su estampa y rodea a las ermitas de un halo misterioso que invita al recogimiento. Comparadas con las grandes iglesias, los monasterios y las catedrales son las miniaturas del arte religioso más enraizado en la cultura del pueblo.