Construida antes del siglo XIV, a la entrada del puente, la ermita del Cristo del Caño, tiene una tradición muy antigua.
Por el siglo XIII, una gran crecida del Tormes arrastró, no se sabe desde dónde y dejó orillado a la izquierda del río por encima del puente, un cristo de madera de tamaño natural.
Lo vieron unos caminantes y junto a la gente del pueblo lo condujeron en procesión a la iglesia parroquial, donde se dejó. A la mañana siguiente volvió a aparecer en el mismo sitio, lo llevaron de nuevo a la iglesia. Al día siguiente ocurrió igual.
La gente se convenció de que quería permanecer a la entrada del puente y allí le erigieron una ermita, denominada del Humilladero inicialmente.
Cuatro siglos después se declaró ruinosa y en el siglo XVII (1672) se reconstruyó. Al hacer los cimientos surgió una corriente de agua que se recogió en una fuente de 3 caños. Desde entonces empezó a llamarse Ermita del Cristo del Caño, al cual se le atribuyen muchos milagros, plasmados a veces en exvotos.
Hay fiestas en su nombre el primer domingo de septiembre y viernes y sábado anteriores. Se lleva al Cristo en solemne procesión por el pueblo hasta la iglesia parroquial, lugar en el que permanece hasta el último domingo de octubre, fecha en que se devuelve la imagen a la ermita.