Los pueblos extendidos por el Valle del Río Adaja son realmente ricos en pastizales para los ganados de la comarca. De ahí el reconocido nombre de los que dedican su actividad a la industria cárnica, a la fabricación y cura de embutidos y jamones, como Muñana. Una de las citas gastronómicas ineludibles de la zona es la “Feria Alimentaria del Valle Amblés” en el mes de Septiembre, que constituye un auténtico escaparate de la exquisita gastronomía de la que puede presumir el Valle Amblés: carnes, jamones y embutidos, así como diversos productos de bollería y panadería.
AlguEncinas, chopos, avellanos, olmos y robles crecen las praderas de esta zona. En la ruta por estos valles nos podemos encontrar con numerosos municipios ubicados en la ribera de los ríos Corneja y Tormes, cuyos cauces se pueblan de molinos y puentes.nos de los núcleos rurales de la comarca deben su nominación a los primeros repobladores abulenses procedentes del norte y de Navarra; es el caso de Narros, Mingorría, Mengamuñoz y Zurraquín.
Las poblaciones más adentradas en la denominada Sierra de Ávila, son claros testigos del protagonismo de la piedra, base fundamental e insustituible de la singular arquitectura serrana. Lugares como Muñico, Casasola, Gallegos de Sobrinos o Cillán, etc. Ofrecen, con el sello inconfundible de sus construcciones a base de piedra, madera y hierro, un ejemplo de una arquitectura de auténtico sabor popular, como la Ermita de Las Fuentes en San Juan del Olmo, ante la que el visitante no puede por menos que sorprenderse por la sobriedad y el denso silencio que emana de sus formas.
Destacan por su arquitectura los Chozos o Tinadas de Navalosa, surgidos de los asentamientos en chozos por el hecho de que el pastoreo debía realizarse en tierras apartadas al núcleo urbano y como protección a los rebaños y cobijo de los pastores.
Los restos arqueológicos, unido al disfrute de la naturaleza y a la buena gastronomía y hospitalidad de las áreas rurales que conforman esta comarca de la provincia, integran un patrinomio que permite disfrutar de un turismo cultural de la más alta calidad.
Los principales vestigios de los vetones se conservan en sus castros, auténticas ciudades fortificadas, con murallas y fosos. Algunos de los mejor conservados se encuentran en esta zona de la provincia, como el de Las Cogotas en Cardeñosa, el de la Mesa de Miranda en Chamartín de la Sierra y el de Ulaca en Solosancho.
Completan la oferta de arqueoturismo los delicados mosaicos romanos recuperados en las excavaciones de la Villa Romana de San Pedro del Arroyo, y otros yacimientos y restos arqueológicos como la necrópolis de La Coba en San Juan del Olmo o el Sarcófago Visigodo de Muñico, así como el Verraco más grande de la Península Ibérica y de toda Europa encontrado hasta la fecha, el Gran Verraco de Villanueva del Campillo.
Disfrutarás del silencio y de la paz en tu viaje. Hallarás en la sierra pequeñas aldeas desconocidas en el paisaje evocando lo que fue otro tiempo. Un paisaje evocador para meditar, para caminar sin mucho esfuerzo, para fotografiar...Yacimientos arqueológicos, cañadas antiguas que llevaron a gentes y ganados de un sitio a otro, antiguas ermitas y testimonios de la vida tradicional te harán adentrar en la vida antigua de esta tierra.